Direito e Mudanças Climáticas nos Países Amazônicos
O Projeto Direito e Mudanças Climáticas nos Países Amazônicos, coordenado pelo Instituto O Direito por um Planeta Verde tem como meta fomentar o desenvolvimento de instrumentos regulatórios relacionados às mudanças climáticas nos países: Bolívia, Brasil, Colômbia, Equador, Peru e Venezuela, integrantes do Tratado de Cooperação Amazônica. LEIA MAIS
15/02/2010
Klaus Hasselmann, el Sherlock Holmes del clima
Klaus Hasselmann, científico alemán.
Este alemán descubrió que el hombre era el principal responsable del calentamiento global.
Hace unos años, cuando el calentamiento global comenzó a copar la atención de la comunidad científica, se pensó que este fenómeno que nos ha expuesto a sequías extremas y nos ha hecho más vulnerables a las catástrofes, era un cambio natural o espontáneo del clima del planeta.
Pero para fortuna de la humanidad, 78 años atrás nació el físico y matemático alemán Klaus Hasselmann. Hace cerca de dos décadas, el fue el primer científico que planteó que el comportamiento del hombre tenía mucho que ver en esa transformación de la temperatura. Puso entonces sobre la mesa el término 'huella humana en el clima', con la que explicó que los terrícolas, con sus consumos ilimitados de electrodomésticos, el uso de automóviles y la deforestación, han sido una de las causas del cambio climático.
A partir de ese momento, el efecto invernadero no fue visto más como un hecho innato de la evolución terrestre. Y basado en eso, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (Ipcc), de la ONU, le atribuyó a la especie humana el nacimiento del fenómeno e inició una campaña intensa para lograr consensos en busca de una solución política a este impasse.
Hasselmann, experto en mecánica de fluidos y a quien llaman 'el detective del clima', acaba de recibir el premio Fronteras del Conocimiento, de la Fundación BBVA, como un homenaje a su trabajo, que incluye la fundación del Instituto Max Planck de Meteorología, uno de los más importantes del mundo. El científico habló con EL TIEMPO desde la Isla de Sylt, (Alemania), en el mar del Norte, donde reside.
¿Cuándo tuvo certeza sobre la responsabilidad que tienen los humanos en el avance del calentamiento global?
En 1979 tuvimos nuestros primeros indicios, pero sólo hasta 1993, cuando desarrollamos modelos climáticos avanzados, pudimos comprobar que nuestro comportamiento irresponsable tenía algo que ver. No fue fácil, porque el clima es muy complejo; hay muchos elementos que modifican sus efectos.
¿Fue un hallazgo tardío?
No lo creo, porque pudimos advertirlo; allá el mundo si no ha querido tomar correctivos. Aunque debo reconocer que los daños causados por el hombre sobre el planeta son tan evidentes, que tarde o temprano hasta un niño de primer grado se hubiera dado cuenta de que el clima no está cambiando por inercia. Por suerte, la teoría hoy nadie la cuestiona y hemos podido concentrarnos en lo importante: reducir las emisiones de gases contaminantes.
Pero bajar las emisiones no es suficiente...
No es suficiente como está planteado hoy. Se necesitan metas más ambiciosas. Por lo menos una reducción del 20 por ciento de los niveles actuales. Esto debe estar atado a un cambio en nuestros patrones de consumo de productos tecnológicos y a la generación de energía a través del sol o el viento, y aplicando esto al transporte masivo.
¿Aún es optimista después del fracaso en Copenhague?
Ser optimista o pesimista no es importante. Lo clave es que sabemos que nuestra adaptación al calentamiento global es solucionable, a un costo aceptable, ahora, de inmediato, actuando ya. En unos años será irreversible.
¿Pero los acuerdos no se ven, no hay consensos?
Porque se ha trabajado aisladamente. A veces se ven a países de Europa, Norteamérica o Asia lanzando metas de reducción como si estuvieran en una competencia. Esto no se debe manejar como una subasta en la que todos luchan por mostrar quién da más. Se necesita más trabajo en equipo.
¿Cómo percibe el mundo que les tocará a sus nietos?
Será un buen mundo, pero sólo si los abuelos del momento aceptan el compromiso de darles un clima estable.
¿Cuál es el mensaje que acostumbra darles a los niños?
Que la Tierra, contrario a lo que se pensaba, no es inagotable; es finita y única.
¿Qué tan importante es el papel de países en desarrollo como Colombia para frenar el calentamiento?
El rol es muy importante. Colombia, por ejemplo, debería dedicarle un gran porcentaje de su presupuesto a preservar sus bosques tropicales y sus particulares áreas marinas.
¿Cuáles son, en su opinión, las costumbres humanas más agresivas y que deberían regularse?
El uso de carros que requieren grandes consumos de combustible, la vida en casas extravagantes y con aire acondicionado, el consumo de grandes cantidades de carne (el alimento vegetariano requiere muchos menos recursos de la Tierra) y el tráfico aéreo. Todo esto tendría que volverse a utilizar sin restricciones el día en que el mundo se mueva con base en energías renovables.
Fuente: El Tiempo.com/verde
Foto: Arquivo Pessoal