Desde las 14:30 de hoy la provincia de Esmeraldas está en emergencia. El Comité de Operaciones Emergentes (COE) decidió tomar esta medida ante los daños que provocaron la crecida de los ríos y las lluvias, que dejaron 3 560 damnificados.

El gobernador Raúl Chiriboga, presidente del COE provincial, planteó la declaratoria que fue aceptada por unanimidad por los representantes de los ocho cantones. Sin embargo, Chiriboga exigió que hoy los COE cantonales, presenten las actas y los sustentos técnicos de los proyectos emergentes que solicitan, para enfrentar los problemas causados por el invierno.

Pero, mientras el COE analizaba los daños que dejaron los intensos aguaceros del lunes y martes últimos, así como la crecida de los ríos Ónzole, Cayapas y Ostiones, la carretera Esmeraldas-Santo Domingo se volvió a cerrar hoy. El bloqueo se produjo entre las 09:00 y 11:00.

Esto afectó a cientos de turistas, que intentaban retornar de las playas esmeraldeñas a Quito, básicamente. Sin embargo, esta vez los causantes no fueron los deslaves invernales, como sucedió el martes, en que la vía permaneció cerrada entre las 03:00 y las 17:00.

Hoy un centenar de campesinos de la parroquia Cube, perteneciente al cantón Quinindé, bloquearon la vía. Obligaron a un camión a cruzarse a lo ancho de la carretera como medida de presión. Con ello querían denunciar antes las autoridades que la crecida del río Cube destruyó el puente, el martes, por lo que exigen otro.

"Era un paso de 48 metros de largo. Fue construido con tubos que nos entregó Petroecuador y USD 10 000 que puso la comunidad", comentó Gisela Vera, una de las manifestantes. La importancia de este puente radica en que es el único eslabón que une a 72 comunidades de Cube con Quinindé.

"Somos más de 12 000 personas que quedamos aisladas. Ahora no podremos ni siquiera sacar la producción de cacao, maracuyá, plátano...", se lamentaba Miriam Calderón, que también se unió a la protesta.

El bloqueo se terminó a las 11:00 luego que un grupo de policías llegó y sugirió a los dirigentes de Cube presentar sus quejas ante el COE, que estaba reunido en Esmeraldas. Así lo hicieron. Quitaron el camión y se reanudó el paso de una fila de vehículos, que alcanzó 20 km.

Muchos de los viajeros eran turistas, como Teddy Herrería y su esposo, dos hijos y dos sobrinos, que prefirieron dormir en Esmeraldas, la noche del martes. "Queríamos evitar el embotellamiento del día anterior. Pero fue peor", aseguraba mientras esperaba que se reabra el paso de los vehículos.

Mientras tanto, a nueve kilómetros del paro, en el río Cube, las aguas continuaban correntosas. En el lecho resaltaban los tubos retorcidos y cubiertos de palos y restos de árboles, que eran la prueba de lo que fue alguita vez el puente. A las orillas decenas de personas intentaban cruzar de un lado a otro.

Varios lo hacían usando una balsa de madera, que construyó José Bone. El ingenioso campesino de la localidad ató varios troncos para cruzar a las personas y sus cargas a USD 0,25. Hasta el medio día contó que ganó USD 5. Bone era el único que sacaba beneficios de la caída del paso elevado.

Entre tanto, en la capital esmeraldeña, antes de que se declare la emergencia, representantes de los cantones presentaban sus informes de daños. De esta manera se conoció que los cantones Rioverde, Esmeraldas, Eloy Alfaro, Atacames y Quinindé fueron los más afectados.

En Esmeraldas se destruyó totalmente una vivienda en la localidad de Tabiezo y tres más parcialmente. Además se informó que un árbol de ceibo de, aproximadamente, 80 metros se desplomó la madrugada de hoy y destrozó tres aulas de la escuela Miguel Ramírez.

En Rioverde, igualmente Lucrecia Mideros perdió su vivienda. Triste contaba que una crecida del río Ostiones se llevó su casa de hormigón armado. En ese mismo cantón 138 familias del recinto Muralla fueron afectadas por una inundación. Rider Zambrano, uno de los dirigentes de la localidad, aseguró que 80 personas recibieron raciones alimenticias enviadas por el Secretaria de Gestión de Riesgos. La lista de daños continuaba creciendo...

En las calles de Esmeraldas los vecinos y la maquinaria del Municipio limpiaban el lodo que quedó acumulado en las aceras. Eran las huellas de la lluvia que se extendió entre la noche del lunes y madrugada del martes, las más fuertes en lo que va de este invierno.

Fuente: Diario El Comercio/ Redacción Esmeraldas