La Amazonia "está muy cerca de un punto de inflexión" y, en caso de seguir la depredación, quedará reducida a un tercio del tamaño que tenía hace apenas 65 años. Esa fue la advertencia de Thomas Lovejoy, uno de los más reconocidos biólogos tropicales del mundo.

El cambio climático, la deforestación y los incendios son los vectores de este potencial apocalipsis amazónico, señaló Lovejoy, presidente de The Heinz Center, con sede en Washington, y principal asesor de la presidencia del Banco Mundial en materia de biodiversidad.

Las consecuencias
La Amazonia ya ha perdido entre el 17 y 18% de sus árboles. Además, tiene un destacable sistema hidrogeológico donde el bosque genera por lo menos la mitad de sus propias lluvias.

Para la Amazonia en su totalidad, el bosque tropical remanente se reducirá a alrededor de tres cuartos de su área original para 2025.
Solo quedará un tercio para 2075, como consecuencia de la acción combinada del cambio climático, la deforestación y los incendios forestales.

El científico formuló estas declaraciones en la conferencia sobre Ciencia y políticas de biodiversidad, organizada en París por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En esa oportunidad se lanzó el Año Internacional de la Diversidad Biológica.

El trabajo, titulado Assessment of the Risk of Amazon Dieback (Evaluación del riesgo de muerte de la Amazonia) y divulgado el 22 de enero, utilizó los conocimientos de varias instituciones internacionales, entre ellas el japonés Instituto de Investigaciones Meteorológicas, la británica Universidad de Exeter, el alemán Instituto de Potsdam, el brasileño Centro de Previsión del Tiempo y Estudios Climáticos y la alemana Earth3000. Los resultados fueron evaluados por un panel de científicos internacionales.

Lo que el estudio muestra por primera vez es cómo se combina el recalentamiento planetario con la deforestación que llega a casi 20% del bosque original y los incendios forestales que hacen que el sistema hidrogeológico de la Amazonia comience a colapsar. El sur y sureste reciben mucho menos lluvias. Los bosques con menor humedad son más propensos a los incendios, que no solo causan destrucción, sino que también secan más los árboles cercanos que quedan en pie.

Eso baja la capacidad de la selva de producir precipitaciones. "El bosque termina convirtiéndose en una sabana luego de muchos incendios, miseria humana, pérdida de biodiversidad y emisión de carbono a la atmósfera", puntualizó Lovejoy.

Fuente: Diario El Comercio/ La Nación. GDA