Segundo Brito, de 66 años, sacaba ayer los enseres de su casa de adobe, en el barrio La Florida, en el sur de Cuenca. La tormenta que se registró, el pasado lunes, afectó a su vivienda y a otras seis más.

Su esposa María Zhumi (58 años ) lloraba al mirar cómo el techo y las paredes de su hogar sepultaron sus pertenencias. Un reloj que pende de una pared cuarteada se detuvo en la hora de la tragedia (18:53).

Zhumi tiene la rodilla vendada, tras un resbalón que tuvo en medio de la inundación. Ella quería salvar algo de sus bienes.

La vivienda de los Brito Zhumi es una de las siete que el Comité de Operaciones de Emergencia cuantificó como las más afectadas por sus grandes fisuras, techos caídos y daños.

Además, otras 100 casas se anegaron en el sector y hay pérdidas de cultivos y animales en las parroquias San Joaquín, Sayausí, Barabón, Río Amarillo y Medio Ejido, en la zona sur.

En este último sector, Zhumi amaneció a la intemperie, cuidando sus pertenencias, pese a que la Defensa Civil le prestó una carpa. "Con mi esposa sacábamos el agua que ingresaba como río, usábamos baldes. De pronto escuché el fuerte estruendo de la pared que cedió. Enseguida, salí con mi esposo", recuerda.

Cerca de allí están las casas de los Tene Brito, Brito Baculima y Baculima Brito (familiares), que tienen afectaciones severas. Ayer, con molestia, estas familias evacuaban sus pertenencias, porque hasta las 11:00 la ayuda ofrecida por las autoridades no llegaba.

En el barrio Cruz Verde también había tristeza. Elvira Orellana (80 años) lloraba por la destrucción parcial de su casa de adobe. Sus 100 cuyes quedaron atrapados en un galpón y perdió unos 2 000 quintales de abono.

En San Joaquín, los cultivos de lechugas, col, remolacha... desaparecieron por la creciente. Ayer, cuando el agua había descendido, Zoila Brito evidenció la pérdida de una hectárea de cultivos.

Según el alcalde, Paúl Granda, los daños pudieron ser mayores. El sábado pasado, el Municipio realizó una minga de limpieza de las quebradas de San Joaquín.

Granda dijo que el Cabildo tiene USD 1,2 millones para afrontar la emergencia por el invierno. En la tarde de ayer hubo más lluvias con descargas eléctricas.

Punto de vista
Fernando Figueroa Bombero
'El cuidado del ambiente no cala en la ciudadanía'

En algunos casos, el hombre tiene la culpa por la intervención abrupta contra la naturaleza. Dos horas antes, los bomberos habíamos apagado el último incendio forestal en la parte alta de la parroquia Paccha.

En varias zonas del cantón ya no hay vegetación natural que absorba el agua. Por eso, la lluvia resbala por toda la superficie (laderas, senderos y acequias) causando inundaciones como la registrada el lunes.

Ya vendrá un nuevo verano y se repetirán los incendios forestales provocados por el hombre. Hemos pedido hasta cansarnos que no quemen los bosques, no causen incendios forestales, no construyan cerca de las márgenes naturales, no arrojen basura en las pendientes y quebradas. Pero nadie entiende.

Cuando ocurren tormentas como estas, responsabilizamos a las autoridades de turno que no han construido obras que habían demandado, pero no pensamos cómo hemos atentado contra la naturaleza y qué responsabilidades tenemos en su cuidado.

El agua regresa a su cauce natural y cuando hay crecidas no perdona. En Barabón y San Joaquín, el agua arrastraba la basura que la gente había arrojado.

Fuente: Diario El Comercio/ Redacción Cuenca