La credibilidad en los informes sobre el cambio climático se debilitó tras el robo de algunos correos electrónicos a la Universidad East Anglia.

¿Cómo recuperar esa confianza y certeza sobre lo que dicen los científicos?
Hay que destacar que dentro de los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, en inglés) se detectaron dos o tres errores en un documento de 3 000 páginas. Este informe bien investigado y muy confiable pudo ser más contundente de no ocurrir aquello.

¿A qué errores se refiere?
Se citó un informe de una ONG sobre que los glaciares de los Himalayas podrían desaparecer hasta el 230. Lo correcto es que ocurriría antes del 2035. Nadie se dio cuenta de ese error tipográfico. Otro fue que se enfatizó en una relación directa entre los desastres naturales cada vez más frecuentes en el planeta con el cambio climático. Al respecto unos dicen que sí otros que no. Pero el IPCC lo citó como una certeza.

En ese aspecto, usted dice que es mejor manejar probabilidades más que certezas. Eso es sumamente importante. Los científicos siempre hablan de probabilidades cuando se refieren al futuro. Por ejemplo, que el 40% de la Amazonía podría convertirse en sabana. Claro que en términos de lo que ocurrió en el pasado sí hay certezas.

¿Pero qué tanta incidencia pueden tener esos errores?
Los comentarios serios aseguran que esas equivocaciones para nada erosionan los fundamentos básicos de la ciencia del cambio climático. Es evidente que la temperatura promedio del planeta está cambiando debido a las actividades humanas.

¿Quiénes se empeñan en desprestigiar al informe científico del IPCC ?
En cuanto al error sobre los Himalayas hay varios blogs armados por escépticos, que pasan horas investigando para luego cuestionar. Pero ante esos desafíos, la ciencia debe ser fuerte. Tampoco consideramos que tengan algún elemento clandestino que venga de una petrolera u otra industria.

Pero ¿se trata de quienes quieren negar la existencia del cambio climático?
Quizá esté equivocada, pero lo que sí la mayoría es gente seria. Claro que no necesariamente tiene una capacidad científica como aquellos que han pasado toda su carrera estudiando las manifestaciones del cambio climático.

Otros dicen que cómo hablar de cambio climático frente a lo que ocurrió en Inglaterra y otras zonas con un reciente invierno, considerado el más frío en 30 años.

Otras partes del planeta han tenido un invierno y un verano mucho más fuertes. Hay que manejar las tendencias como planeta y no como regiones aisladas, además regirse a indicadores de varios años y no de uno solo. Según Nasa, la década de entre el 2000 y el 2010 fue la más caliente en toda la historia desde que empezaron las mediciones.

¿ Cómo hacer que la gente acepte de una vez que el cambio climático es real?
Hay que intentar volverlo relevante. Es decir, no presentarlo como un problema que ocurre lejos de Ecuador. También hay que incluir historias positivas sobre qué hacer para minimizar los efectos.

¿En qué sentido puede ser un problema económico?
Por los costos que pudieran ser muy grandes. A la vez que ofrece muchas posibilidades para el sector privado al aprovechar las nuevas tecnologías en lo energético.

¿Cuándo se vuelve un problema humano?
Por ejemplo, en Europa hay muchas discusiones sobre que si la temperatura sube en más de 2ºC, causaría una migración importante desde la costa del Mediterránea hacia el Norte.

Pese a la incredulidad, ¿se puede decir que sí hay quienes asumen acciones?
Yo vivo en Oxford y en el occidente de esa ciudad hay una iniciativa muy interesante. Para reducir sus emisiones, la gente usa paneles solares y otros sistemas, aunque casi nunca hablan de cambio climático. Lo hacen más porque les permite ahorrar dinero y les facilita un mayor sentido de comunidad. Todo fue por iniciativa propia y tampoco esperaron un incentivo del Gobierno.

Fuente: Diario El Comercio/ Redacción Sociedad