Algunos Jóvenes presentaron un proyecto sobre la repercusión del cambio climático sobre los cerros orientales de Bogotá.


Un ambientalista de la UN comprobó que en cumbres del clima como la de Copenhague, el ambiente es una de las últimas cosas que en verdad importa. ?Es la sociedad civil la que puede cambiar las cosas?.

En uno de los salones estaban reunidos los grandes personajes, desde el presidente de los Esatdos Unidos hasta el de Colombia Álvaro Uribe. En otro salón, los asistentes eran cientos de jóvenes de distintos rincones del mundo que llegaron con sus pequeñas, pero significativas experiencias, sobre responsabilidad ambiental.

El lugar: Copenhague (Dinamarca). Los temas: El ambiente, el calentamiento global y la responsabilidad de los Estados. La esperanza: Llegar a decisiones que favorecieran a la humanidad. El resultado: ?Una simple vitrina política para los gobiernos?, según opina Jorge Andrés Charry Gómez, ambientalista de la UN de Colombia.

Este joven, vinculado al Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UN y docente de la Universidad Distrital de Bogotá, fue de los pocos colombianos del ?común? que pudieron llegar a la Cumbre sobre Cambio Climático COP15, a finales del año pasado.

Él, así como otros representantes de la sociedad civil de América Latina llegaron a tierra danesa con un optimismo desbordante, pensaban que era auténtica la preocupación de los gobernantes de querer un planeta limpio y viable para las futuras generaciones. Daban por hecho que saldrían acciones concretas.

Allá, en carne propia, se dieron cuenta de que el tema ambiental, propiamente dicho, no es más que un pretexto para debatir cuestiones que están más relacionadas con la economía del mercado, la protección del poder y la justificación del porqué se contamina.

¿Desilusionado?, ?Tal vez un poco al comienzo, pero uno se da cuenta de que hay mucho por hacer para despertar la conciencia de sociedades como la colombiana?, aseguró Charry, quien llegó a la COP15 gracias a un proyecto del Grupo Ambiental Acción Climática Colombia ?al que él pertenece?. Este colectivo recibió, a la vez, una invitación de la ONG internacional 350.ORG para viajar a Copenhague.

Para participar, Jorge Andrés y varios jóvenes de la U. Distrital presentaron un proyecto sobre la repercusión del cambio climático sobre los cerros orientales de Bogotá. El objetivo era mostrar que la academia colombiana está interesada e investiga asuntos ambientales. Charry también tenía el anhelo de que allá, en suelo danés, en medio de la Cumbre, podría presentarles el proyecto a los representantes del Gobierno colombiano.

¿Desilusionado?, ?Ahí sí, completamente?, dice el joven. Luego de buscar un encuentro con el ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Carlos Costa Posada, quien también acudió a la Cumbre, tenía la certeza de que el funcionario lo escucharía y apreciaría el proyecto por el que pudo llegar al país europeo.

?Envíeme un correo y después hablamos?, fue lo único que le respondió el Ministro. Hasta ese momento parecía que el viaje a esa nórdica nación había sido, en cierto modo, una frustración. Sin embargo, el hecho de que las juventudes latinoamericanas hubieran elaborado una declaración unánime sobre lo que esperan de los ?manda más? del mundo, justificó la estancia en una cumbre que, en la práctica, no comprometió a nadie.

?A nivel personal pude sacar varias conclusiones. Entendí que la labor de grupos como el nuestro es el de hacer valer la voz de la sociedad civil, el de las comunidades que reclaman más responsabilidad de sus dirigentes, porque en últimas somos los ciudadanos comunes y corrientes los que estamos afectados por los efectos directos e indirectos del deterioro ambiental. La academia tiene mucho que aportar en ese sentido?, enfatizó Charry.

Este líder ambiental considera que la Declaración de los jóvenes latinoamericanos en la COP15 no fue letra muerta gracias a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que se llevó a cabo del 19 al 22 de abril pasado en Cochabamba (Bolivia).

?En América Latina hay más conciencia sobre el cuidado del ambiente, pues poseemos una de las zonas más biodiversas del planeta, por tanto es la oportunidad para que lo hablado en Copenhague se convierta en acciones en nuestro continente?, concluyó.


Fonte: El Espectador