Campesinos de la vereda San Esteban no cuentan con aguas limpias para sus cultivos. Utilizan aguas negras porque es su única alternativa.

A dos horas de Bogotá, en la vereda San Esteban, municipio de La Mesa (Cundinamarca), un grupo de habitantes se está movilizando para exigir a las autoridades que cumplan con las normas ambientales relacionadas con el tratamiento y abastecimiento de agua.

Cerca de 51 familias no cuentan con el preciado líquido debido a que la vereda no tiene fuentes de aguas ni sistema de acueducto y alcantarillado. A raíz de esto, las autoridades se comprometieron a enviar una vez a la semana el agua por un tubo de una pulgada que llega hasta la vereda.

La situación se generaliza en todo el municipio cuando la región está en época de sequía y a la vereda no llega ni una gota de agua. "Aquí lo que nos salva es la lluvia, por eso tengo varios lagos para que el ganado se pueda abastecer; pero cuando llegan periodos largos de sequía, uno no sabe ni qué hacer", cuenta Gustavo Vernal, uno de los habitantes.
Ante la situación, los campesinos se han visto obligados a abastecerse de agua de la quebrada La Quijana, que no es apta para consumo humano ni animal. Grandes urbanizaciones como la Carolina, la Pradera, Confenalco, una de las bombas de gasolina que queda en la misma zona, el matadero municipal y el hospital, entre otros, vierten sus aguas negras allí.

"Después de ver el color y el mal olor constante del agua, llevé una muestra de la quebrada al laboratorio de la Universidad Nacional en Bogotá y el resultado fue: no apta para animales, cultivos y mucho menos consumo humano", afirma Vernal.

La quebrada tiene una planta de tratamiento de aguas negras (construida hace al menos 10 años) que no está en funcionamiento, ya que tiene una capacidad para procesar 12 litros de agua por segundo y actualmente le están entrando 36 litros por segundo. Esto la hace inoperante, según José Agustín Cortes, gerente general de aguas Tequendama, empresa que opera los sistemas de acueducto, alcantarillado y aseo en los municipio de La Mesa y Anapoima.

"La planta de tratamiento no está haciendo nada porque no está en capacidad de tratar las aguas negras; la solución es hacer un nuevo módulo para así duplicar su capacidad. La planta tiene un reactor a pistón y la propuesta es hacer otro reactor a pistón, pero apenas está la idea del proyecto. No tenemos ni pre factibilidad, ni factibilidad, ni diseño. Si se hace la gestión ahora, en unos dos años se puede lograr el proyecto, mientras tanto no hay opción y seguiremos vertiendo aguas residuales a la quebrada La Quijana sin el cumplimiento de la norma", agrega Cortés.

Sin agua del acueducto ni de la lluvia cuando es verano, los habitantes de San Esteban no tienen otra opción que utilizar las aguas de la quebrada. Así lo hace Samuel Veloza, presidente de la vereda: "Desde hace 7 años tengo la aprobación de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para sacar el agua de la quebrada y por ello debo pagar 280 pesos cada seis meses de. Utilizo el agua para riego y cultivo de pescado. En una ocasión se me murieron 800 peces, pero no pude saber si fue por el agua contaminada de la quebrada, ya que no conté con los medios para averiguarlo. En la actualidad continúo cultivando pescado".

Mery López vive en la vereda desde hace cuatro años. "Utilizo el agua para lavar la loza, la ropa, bañarnos, aseo en general de la casa y regar las matas. "El tratamiento que le hago al agua es que le hecho un poquito de cloro y ya, esa es la única alternativa, no tengo de dónde más conseguir agua", asegura esta madre de una niña de 10 años y una joven de 22, y abuela de un bebé de 8 meses.

"Ese mal olor me hace doler la garganta, y la cabeza, el otro día estuve muy enfermo, me dio fiebre y tembladera en todo el cuerpo, no pude venir a estudiar. Mi mamá dice que eso es la fetidez de la quebrada", cuenta Carlos Higinio de 8 años.

¿Y las normas?

Colombia ha firmado acuerdos internacionales sobre el tema, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el marco de Naciones Unidas. El séptimo objetivo busca garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Para el 2015, el país debe haber reducido a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.

Según Jesús Humberto Patiño Pesellin, jefe de la Oficina Provincial Tequendama, los municipios deben dar cumplimiento al Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimiento (conocido como los PSMV). En la norma, expedida en el 2004, se estipula que los municipios deben elaborar un documento en el que claramente se comprometan con un cronograma y con recursos para sanear todos los puntos de vertimiento que hayan identificado en su municipio.

Patiño agrega que la obligación de hacer seguimiento la tiene "la CAR y todos los organismos de control como la Contraloría y Procuraduría desde su componente ambiental. Esto es un compromiso serio en el marco de la Ley. Los alcaldes que hoy están presentando su plan deben dar el estricto cumplimiento. En el momento en que ese PSMV no se cumpla vendrán las acciones sancionatorias a los alcaldes de los municipios o a las empresas que prestan ese servicio público domiciliario".

A pesar de las conversaciones con el Alcalde del municipio y la CAR, los campesinos de la vereda San Esteban no han tenido solución a su problema. Ante la falta de resultados, se están organizando para hacerse escuchar. Ya grabaron un video, que piensan mandar a los medios, con el registro de la quebrada.


Fonte: El Tiempo/ Cristina Ospina Ortiz