Miriam Jemio*
Bolivia no es ajena a los problemas ambientales que aquejan al planeta. El cambio climático, la contaminación, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y la desertificación, entre otros, afectan al país. Y por ello están en la agenda tanto del Poder Ejecutivo como de la sociedad civil que demandan de las universidades y entidades científicas investigaciones que contribuyan a delinear políticas nacionales para enfrentar estos problemas.
Así lo expresó el viceministro de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios Climáticos, Pablo Ramos, quien a propósito de celebrar este 22 de abril el Día Mundial de la Tierra dijo que la investigación es crucial para plantear políticas tendentes a enfrentar los problemas ambientales que afectan al país.
El Viceministro está consciente de que el Estado no podrá encarar ese trabajo, por tanto se tendrá que incentivar a universidades e instituciones científicas a investigar temas prioritarios como el impacto de los cambios climáticos sobre la biodiversidad, la posible reducción de las fuentes energéticas a consecuencia del retroceso de los nevados por ejemplo el Huayna Potosí que alimenta al complejo hidroeléctrico en Zongo.
Otras áreas importantes que deben investigarse, según Ramos, son la agropecuaria de altura, las enfermedades producto de la migración de vectores como por ejemplo el que provoca la malaria, entre otros.
Para la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), entidad que aglutina a 26 instituciones en todo el país, las investigaciones deben enfocarse en las recomendaciones de las investigaciones previas que se tienen como por ejemplo el relacionado con el retroceso de los glaciares y los efectos en la disponibilidad de agua.
“No se conocen trabajos investigativos enmarcados en las recomendaciones de los estudios ya existentes”, señaló Edwin Alvarado, coordinador nacional de Comunicación y Capacitación de Lidema, quien considera que existe abundante investigación sobre el retroceso de los glaciares sobre cuyos resultados debería tomarse acciones.
Las investigaciones deberían centrarse, según Lidema, en temas de adaptación, generar nuevas tecnologías, realizar la revegetación de zonas que lo requieran. En casos concretos implementar nuevos sistemas de adaptación en microriego en el área rural, estudiar la mejor manera de cambiar la matriz de distribución de agua potable en las ciudades de La Paz y El Alto para asegurar la disponibilidad de este recurso a futuro.
Los problemas ambientales en Bolivia El Viceministro Ramos identifica tres problemáticas que estarían afectando la calidad de vida de los bolivianos: El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación, particularmente la que es provocada por la actividad minera en los cuerpos de agua.
Al respecto, el Estado tiene previsto realizar una Estrategia de Adaptación al Cambio Climático para los próximos 40 años, “la cual se construirá con la participación de todos los sectores de la sociedad”, dijo Ramos.
Por su parte, Lidema identificó ocho problemas ambientales que deben ser atendidos con prioridad porque están relacionados con impactos en curso o con amenazas potenciales inminentes de gran magnitud, los cuales comprometen la estabilidad de extensas regiones y afectan a poblaciones importantes.
Si bien el problema macro es el cambio climático, los más urgentes son: La contaminación de la bahía de Cohana, ubicada en La Paz; los proyectos que serán ejecutados a través de la Iniciativa de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) en Bolivia; los mega impactos en la Amazonía por la construcción de las represas del río Madeira; la expansión de la frontera agrícola, en particular la producción de soya y el complejo oleaginoso; el impacto de la explotación del Mutún (hierro-pantanal); la problemática del Norte de La Paz, una región de mayor riqueza biológica y, al mismo tiempo, frágil donde se buscan desarrollar proyectos de desarrollo económico; y los problemas socio-ambientales producto de la actividad minera y la generada por los hidrocarburos.
Lidema trabajó inicialmente en el monitoreo de información secundaria actualizada sobre cada uno de estos temas y la sistematizó para dar a conocer la situación actual de los problemas. Ahora, a través de su Programa de Investigación y Monitoreo Ambiental trabaja en la investigación en campo con el objetivo de generar insumos para los tomadores de decisiones, afirma su Coordinador nacional de Comunicación y Capacitación.
El planeta también está en crisis El cambio climático, el avance incontrolado de la desertificación de los suelos, la escasez y contaminación del agua dulce para consumo, la pérdida de la cubierta forestal producto de la deforestación y la extinción masiva de incontables especies de la biodiversidad, son los problemas mayores que demandan la atención de toda la humanidad. Por ello, desde hace 39 años se celebra cada 22 de abril el Día de la Tierra.
Los inicios de esta celebración mundial se remontan al 22 de abril de 1970, cuando el senador estadounidense Gaylod Nelson promovió una manifestación popular para presionar a su gobierno a crear una agenda ambiental. La presión social hizo que el gobierno de los Estados Unidos creara la Agencia de Protección Ambiental y una serie de leyes destinada a la protección del medio ambiente.
En 1990 esta celebración se internacionaliza y actualmente, el Día de la Tierra, se celebra en todo el mundo, con la participación activa de un mil millones de personas, incluyendo Bolivia. La Red Día de la Tierra cuenta con 17.000 socios y organizaciones en 174 países que cada año realizan una serie de actividades que moviliza no sólo a la sociedad civil sino también a los entes gubernamentales locales hasta nacionales.
*Miriam Jemio es comunicadora. Foto: Tony Suárez.
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Fondo Comunitario del Banco Mundial comprará emisiones equivalentes a 200.000 toneladas de dióxido de carbono
Ingresos se usarán para mejorar servicios sociales
COLONIA, Alemania, 3 de mayo de 2007 - Un convenio para la compra de reducción de emisiones de dióxido de carbono, conocido como ERPA por sus siglas en inglés, se firmó este jueves entre el Fondo de Carbono para el Desarrollo Comunitario (CDCF, por sus siglas en inglés) gestionado por el Banco Mundial y SAGUAPAC, una cooperativa boliviana dedicada a la gestión de agua y alcantarillado público.
La novel iniciativa es la primera en su género, en los países en vías de desarrollo, que se inscribe en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto. De acuerdo al convenio firmado durante la Carbon EXPO 2007 que se celebra en esta ciudad germana, el CDCF comprará un equivalente de 200.000 toneladas de dióxido de carbono hasta el año 2015. Una parte de los ingresos generados por esta transacción, serán usados para un Plan de Beneficios Comunitarios, cuyo objeto es mejorar los servicios de saneamiento y alcantarillado público en las áreas más humildes de Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más poblada de Bolivia.
“El proyecto reducirá las emisiones de metano, un poderoso gas que contribuye al recalentamiento de la atmósfera y el cambio climático. Luego de un proceso de captura del metano generado en las lagunas que SAGUAPAC utiliza para la gestión de aguas residuales, el metano será transformado en dióxido de carbono, logrando así reducir el impacto ambiental”, aseguró Warren Evans, Director del Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial.
En efecto, el metano es un gas 21 veces más potente que el dióxido de carbono en su incidencia en el cambio climático.
Según Gisela Ulloa, Coordinadora de la Oficina de Desarrollo Limpio (ODL) del gobierno boliviano, “El componente social de este proyecto es un ejemplo de como proyectos de pequeña escala puede contribuir al desarrollo sostenible”.
Al tratarse de un proyecto apoyado por el CDCF, fondo que persigue fines sociales, se pagará un dólar estadounidense adicional por cada tonelada de dióxido de carbono reducida. Además, SAGUAPAC contribuirá con la suma de 150 mil dólares estadounidenses al llamado plan de beneficios comunitarios.
SAGUAPAC ha proporcionado servicios sanitarios y de alcantarillado público a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra durante dos décadas y es considerada una de las cooperativas de mejor gestión en la región latinoamericana.
Para Fernando Ibáñez Cuellar, Gerente General de SAGUAPAC, “Nuestra cooperativa está comprometida con la protección ambiental y ha emprendido la elaboración de este proyecto de captura de Biogás de sus Lagunas de Estabilización, un emprendimiento líder en el ámbito de saneamiento básico a nivel sudamericano.” “Su importancia”—agregó—“radica por un lado, en constituirnos como empresa líder en Bolivia que ayuda a preservar el medio ambiente y aporta a la calidad de vida de los habitantes, y por otro la generación de ingresos adicionales por la venta de créditos de carbono, los cuales serán destinados a ampliar la cobertura de alcantarillado sanitario en zonas deprimidas económicamente”.
Los servicios sanitarios y de alcantarillado público de Santa Cruz de la Sierra son provistos por diez cooperativas, de las cuales SAGUAPAC es la más grande, ya que presta servicios que llegan al 65% del área metropolitana de la ciudad. La cobertura de alcantarillado dentro del área de servicio cubierta por SAGUAPAC alcanza a un 50%, lo que representa una cobertura del 32% del total.
El proyecto cubrirá las lagunas de estabilización –en las cuatro plantas construidas y operadas por SAGUAPAC-- con una membrana de alta densidad que permitirá la captura y combustión del metano generado por la degradación anaeróbica de la materia orgánica presente en las aguas residuales.
Según Daniel Hoornweg, funcionario del Banco Mundial asignado al proyecto, “Un fortalecimiento del sistema de saneamiento de aguas residuales conllevará a un mejoramiento de las condiciones ambientales y sanitarias de las poblaciones vecinas a las instalaciones sanitarias.”
Los gestores de este proyecto tienen la expectativa de que la novedosa experiencia cruceña sea replicada en otras ciudades de Bolivia y América Latina.
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